Título original: Lekeitio ia-ia erre zutenekoa
Alteraciones ocurridas en 1812 en Lekeitio en la batalla que se produjo entre los guerrilleros y el ejército británico, por una parte, y los franceses por otra.
En la
primavera de 1812 la guerra de la Independencia de España, o, como la denominan los
británicos, guerra de la
Península Ibérica , todavía se encontraba sin resolver a pesar
de que habían trascurrido ya cuatro años de lucha. El pretexto para el comienzo
de esta guerra se encontraba en la negativa dada por Portugal al emperador
Napoleón. La guerra prendió precisamente porque, tras el fracaso de Trafalgar, donde
le había sido imposible a Napoleón vencer por mar la superioridad del Reino
Unido, el emperador ordenó el bloqueo de todo el continente Europeo para
humillar a los británicos, y Portugal se había negado a ello. A consecuencia de
ello Francia y España le hicieron la guerra a Portugal y, como Napoleón tenía
que atravesar España para llegar de Francia a Portugal, este envió tropas a la
península, parte de las cuales se quedaron ocupando tierra española; lo que
trajo consigo la expansión de la lucha a toda la península.
Aun
siendo este el pretexto de la guerra en España, lo que verdaderamente se
dirimía, tanto en la península como en todo el continente, entre otras cosas,
era la hegemonía entre el Reino Unido y el Imperio Francés. Digo entre otras cosas porque en aquella
guerra los contendientes se enfrentaban por diversos conflictos, no solo por la
hegemonía de los grades imperios, en cierta medida también se produjo una
guerra civil en nosotros y en España.
Para la
primavera de 1812 habían sido ya muchas las batallas libradas entre los
contendientes, pero sin que todavía la balanza se hubiese decantado de uno u
otro lado. Portugal se encontraba en manos de los aliados (Reino Unido,
Portugal y los españoles contrarios a los franceses), pero no era este el caso
de la mayor parte territorios de la península. Toda la costa del golfo de
Bizkaia, las dos Castillas casi en su totalidad (incluido Madrid) y la costa
del Mediterráneo en su totalidad se encontraban sometidos a los franceses. Los
aliados, además de los territorios susodichos, tenían en Andalucía otra zona
bajo su mando. Además de esto también hay que decir que, en los amplios
territorios que se encontraban en manos de los franceses, no era total el
dominio de los soldados de Napoleón, gracias a los ataques de la guerrilla. La
guerrilla no era capaz de hacer frente a un ejército convencional (en menor
medida al del imperio francés), pero si para poner muchos y variados obstáculos
a su avance y, al contrario y en la misma medida, era capaz de facilitar las
cosas a los aliados. En este estado de cosas, los dos ejércitos se encontraban
cerca de la frontera portuguesa al comienzo de aquel año.
Los unos
y los otros se encontraban con las fuerzas justas para vencer al enemigo, pero
Wellington, capitán general de los aliados, decidió tomar la iniciativa al
enterarse de los planes de invadir Rusia que tenía Napoleón. El emperador
francés necesitaba muchos soldados para invadir Rusia, por lo que comenzó a
tomar soldados de las unidades que tenía en España. A pesar de todo, las
fuerzas que mantenía el ejército francés en España no eran pocas, y la única
manera de garantizar la victoria estribaba en evitar que se uniesen todas las
fuerzas que el general francés Marmont mantenía en la península, entre otras
cosas impidiendo que las tropas francesas que se encontraban en la costa vasca,
Cantabria y Asturias se dirigiesen hacia Castilla. Esta era la situación
militar en la primavera de 1812, los aliados (Wellington) se encontraban en los alrededores
de Salamanca preparados para ir contra los franceses, y los franceses (al mando
de Marmont) juntando fuerzas para hacerles frente.
Euskal
Herria se encontraba en manos de las fuerzas del emperador francés, a pesar de
que en nuestra zona había muchas y fuertes partidas de guerrilleros así como
algunas unidades del ejército español. Los franceses eran superiores en la
costa, precisamente porque los ingleses utilizaban esa zona para aprovisionar
de armas a las partidas de guerrilleros y porque era el camino más fácil de
hacer frente a estos grupos militares irregulares, cerrar la costa y esparcir
corsarios por el mar.
En el
caso de Lekeitio los franceses lo habían visitado regularmente entre 1808 y
1811, pero a partir de octubre de 1811 habían decidido asentar en la villa una
guarnición de más de 300 hombres. Hasta entonces Lekeitio había sido escenario
de los combates resultantes de la persecución que sufrían los guerrilleros, sobre
todo las partidas que dirigía el urretxuarra Gaspar Jauregi, alias Artzaina, así como las dirigidas por
Juan Ansotegi, pero los franceses abandonaban el pueblo tras el combate. En
cambio, a partir de octubre de 1811, decidieron asentarse en la villa. Además
se empeñaron en crear una guardia cívica formada por vecinos del pueblo, pero,
según parece, sin mucho éxito. Por otra parte, el destacamento francés asentado
en el pueblo ordenó que se realizasen multitud de obras para fortalecer las defensas
del pueblo.
Tenemos
conocimiento de que, cuando comenzó la guerra en 1808, Lekeitio contaba dentro
de sus límites con cuatro fortines para su defensa. Precisamente ese mismo año,
por orden de la Diputación ,
el municipio organizó milicias para la vigilancia de las naves que se acercaban
por mar; en la documentación de esa época se puede ver cuantos eran y donde se
encontraban los fortines de artillería. Los mencionados fortines se encontraban
en Santa Katalina, San Juan Talako, Atalaya de Abajo y en la isla de San
Nicolás. Cada fortín contaba con dos cañones de 18 libras de calibre,
excepto la Atalaya
de Abajo que contaba con piezas del calibre 12.
Además
de estos fortines de artillería, los franceses, prepararon otro más en la cima
del monte Lumentza. Con la colocación de cañones en la cumbre de este monte,
los franceses, demostraban claramente que su mayor preocupación eran los británicos
que se acercaban por mar y los guerrilleros que luchaban en tierra. De hecho,
de la cumbre del Lumentza se podían controlar todas las entradas de la villa y
acercarse a la cima no estaba en manos de cualquiera. En adelante, como
demostraría el paso del tiempo, haría falta algo más que el entusiasmo
guerrillero para hacer frente a los franceses en Lekeitio.
El 14 de
junio de 1812, bajo el mando del capitán Home Popham, se hicieron a la mar en A
Coruña, además del buque de guerra Venerable,
una flota británica formada por las fragatas Surveillant, Medusa y Rhin y otras muchas embarcaciones más pequeñas. En total embarcaron
en ese puerto mil soldados de la infantería de marina. Para hacerse una idea de
hasta que punto llegaba la potencia de esta armada hay que decir que un ship
of the line[1] como el Venerable contaba
abordo con 74 cañones de 18
libras de calibre y que, por otra parte, cada fragata
iba armada con más de 30 cañones, no todos del calibre 18 pero la mayoría de
mucha potencia. No contamos con documentación acerca de las embarcaciones
pequeñas, pero es de suponer que no iban desarmadas. Para darnos cuenta del potencial
que tenían las naves de la armada británica hay que decir que buques como el Venerable eran de tercera categoría,
esto es, no eran los más potentes, pero sí muy potentes y adecuados para
maniobrar en el mar. En buques como estos se basó la fuerza de la armada británica
y, como consecuencia, también la del imperio.
El
cometido de esta armada, las ordenes que tenía Popham, era provocar a los
franceses con el apoyo de los guerrilleros; con el propósito de que Cafarelli,
general del ejército francés del norte, no enviase a Castilla los 8.000
soldados que le había ofrecido al general Marmont para hacer frente a las
tropas de Wellington.
Tenemos
información detallada de los combates que se produjeron en Lekeitio y en todo
el litoral en los días posteriores; por una parte porque en los diarios
ingleses de aquella época se informó sobre estos hechos, pero también porque en
el archivo municipal de Lekeitio se guardan multitud de documentos que dan
información detallada de aquellos acontecimientos. En el diario Gentleman’s
Magazin, que en aquella época se editaba en Londres, se publicó a
principios de julio una noticia en la que se daba cuenta de cómo el 20 de junio
los británicos llegaron por mar frente a Lekeitio, que los franceses ofrecieron
resistencia a los ataques que los británicos realizaban por mar y que, para
salvar estos inconvenientes, los británicos desembarcaron un cañón que, con la
ayuda de 36 bueyes de los caseríos de la zona, colocaron frente al monte
Lumentza y esa misma tarde comenzaron a atacar el fortín que tenían los
franceses en la cima del mencionado monte. El mencionado diario inglés no hace
mención de cual fue la zona en la que los británicos colocaron este cañón, pero
suponemos que fue colocado en Mendexa, en las inmediaciones de la zona
denominada Algorta o cerca de la ermita de Santa Lucía, es decir, enfrente y a
la misma altura de la cima del monte Lumentza. También desembarcaron 100
soldados de las fuerzas británicas, pero, una vez destruidas las defensas del
monte Lumentza gracias a los disparos del cañón, fueron los hombres de Jauregi,
unos 400, los que subieron monte arriba a tomar la cima. Los franceses
resistieron el primer ataque, pero, cuando estaba a punto de culminar el
segundo y los guerrilleros que subían por el lado del rió Lea se encontraban a
punto de alcanzar la cima, los franceses abandonaron su posición y bajaron del
Lumentza por su cara norte.
De esta
manera, aunque entre guerrilleros y británicos habían conseguido echar al
enemigo de su mayor y más peligrosa fortificación, al anochecer del 20 de junio
no habían conseguido todavía hacerse con la victoria total. Los soldados
franceses que habían huido monte abajo se habían unido a los compañeros que se
encontraban en el pueblo y todos ellos se habían refugiado en el colegio y casa
de los Jesuitas que desde hacía unos años se encontraba acondicionado como cuartel;
edificio que se encontraba junto a la iglesia de la Compañía , palacio que estaba
donde hoy día se encuentra kulturetxea.
Además de los refugiaron en la antigua casa de los Jesuitas había más soldados
franceses en el fortín de la isla de San Nicolás y durante noche del 20 al 21
de junio los esfuerzos, tanto de guerrilleros como de británicos, se centraron
en conseguir la rendición de los soldados de Napoleón que se habían hecho
fuertes en estos dos lugares.
En las cartas que el general William Parker
Carrol envió desde Venerable al
alcalde, y que se guardan en el archivo municipal, se puede ver claramente
quién mandaba en Lekeitio en aquellos días. El general Carrol le dice
claramente al alcalde que, si los guerrilleros no eran capaces de conseguir la
rendición de los franceses, daría orden de destruir totalmente el pueblo.
Mientras,
aquella misma noche, un grupo de soldados que se encontraba a las órdenes del
teniente O’Reilly desembarcó en la isla de San Nicolás y consiguió la rendición
de los franceses que se encontraban en ella. Como resultado de ello un capitán llamado
Malcolm se hizo con la isla así como con el fortín que había en ella. De esta
manera, con las puertas del mar abiertas, los británicos desembarcaron en el
pueblo un cañón de 26
libras de calibre con él amenazaron a los franceses que
se habían hecho fuertes en el colegio y casa de los Jesuitas. Estos, a la vista
de que no tenían ninguna manera de recibir ayuda y que la situación era
extrema, decidieron rendirse.
Los franceses tenían buenas razones para decantarse
por la rendición, así como esperanzas en la compasión que recibirían de sus
enemigos. Precisamente porque, en la batalla que anteriormente había enfrentado
a guerrilleros de Jauregi y soldados franceses en Mutriku, estos últimos habían
hecho preso a un guerrillero. Al contrario de lo que era habitual, los soldados
de Napoleón, no habían matado al joven guerrillero y, a cambio de ello, Jauregui
había prometido a los franceses refugiados en el antiguo colegio de los
Jesuitas que respetaría su vida si se rendían.
En este
estado de cosas, el 21 de junio, el comandante francés Gillot decidió rendirse
y con él un grupo de 290 soldados del regimiento 119. Tanto estos soldados como
los más de 300 apresados en la isla fueron embarcados en barcos británicos y
conducidos en condición de presos. En estos combates fueron 36 los guerrilleros
muertos o heridos, sabemos también que los franceses sufrieron grandes pérdidas,
pero no tenemos más detalles de ello. Entre los británicos al contrario no hubo
ni muertos ni heridos.
No
terminaron aquí las pérdidas. El general Carrol tenía órdenes de derribar la
iglesia y la escuela de los Jesuitas, así como de destruir los cañones y todas
las obras de fortificación realizadas por los franceses, para que los franceses
no volviesen a hacer huso de ellos. Los cañones fueron lanzados al mar, pero lo
de derribar las propiedades de los Jesuitas era ya oro tema y, finalmente, los
británicos se conformaron con destruir el colegio, dejando la iglesia intacta,
como se ha mantenido hasta nuestros días.
La
armada británica abandonó Lekeitio y se dirigió a Bermeo, de allí a Plentzia y
de esta a Algorta. Su cometido fue el mismo en estos tres lugares: si no se
retiraban los franceses, atacar estas localidades y destruir sus
fortificaciones. Pero en Algorta, como las fuerzas de Napoleón eran muy
superiores, los británicos decidieron alejarse de esta localidad sin combatir,
pasando a continuación a Cantabria. En esta zona su cometido fue parecido,
hasta liberar Santander, dirigiéndose más tarde hacia Getaria la armada al
mando de Popham, pues esta localidad era la verdadera fortaleza de los
franceses, pero el comodoro irlandés no fue capaz de tomar esta localidad
Guipuzcoana debido a que, la ayuda que por tierra le debían prestar los
guerrilleros a las órdenes de Jauregi y del navarro Espoz y Mina, llegaron a su
encuentro más tarde de lo acordado.
Wellington aprovechó muy bien estos ataques realizados por Popham y los
guerrilleros, en julio en la batalla de Los Arapiles, o batalla de Salamanca
como la denominan los franceses, el general Marmont no contó con el apoyo de
los 8.000 soldados que le había ofrecido Cafarelli, estos se encontraban
ocupados combatiendo en el norte a los hombres de Popham y a los guerrilleros;
entre otras cosas fueron estos hechos los que hicieron fracasar a los
franceses.
No por ello el resultado de la guerra se decantó del lado de los aliados,
pues el emperador francés todavía cosecharía algunos éxitos, hasta que, un año
después, el 22 de junio de 1813 fue derrotado en la batalla de Gasteiz,
entonces sí quedaron los franceses en vías de abandonar la península y a las
puertas del fracaso. La lucha que se dio en Lekeitio, así como a lo largo de
toda la costa, aunque pequeña comparada con la guerra, al igual que el esfuerzo
de los guerrilleros, fue imprescindible si analizamos la guerra en su
totalidad.
[1] ship of the line: Se
les denominaba de esta manera porque se colocaban en línea para ofrecer
batalla.